Hace casi 100 años una suma de razones hicieron que un grupo de judíos rusos decidiera emigrar en busca de nuevos horizontes: las persecuciones a los judíos, los tristemente célebres pogroms, la situación económica, una guerra que se engendraba, un futuro impredecible, y tal vez el idealismo que en el trabajo de la tierra encontrarían un nuevo destino para ellos y sus descendientes.